Al Patíbulo (historia de los últimos seis días)
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Día Sexto
Le pregunté a mi mejor amiga qué sentiría si se viese caminando hacia el patíbulo; ella gusta de responder usando distintas definiciones, pero utilizando siempre, una palabra para cada una.
De todas sus respuestas, ninguna fue negativa.
Escribiré, entonces, desde hoy, que sentiría yo, pues se inicia la cuenta regresiva, y me colgarán también, cuando ésta termine.
Y tan sólo quedan seis días…
Día Quinto
El sol ascendía lentamente, vigoroso y brillante. Pero, desde la cama, adivinaba que era una mentira. Hacía mucho frío. De todos modos, parecía que sería un buen día.
Pensé en el tiempo que estrechaba su sentencia, riéndose, casi, de mi. Pero no tiene sentido alguno que lo intente, jamás podré adivinar así mi futuro.
Al salir, el aire me golpeo insensible e insolente, y me ofendió la nula resistencia que ofreció en mi ayuda el sol… "astro rey", pensé irónicamente
La mañana pasó lenta.
La mañana, sin sorpresas, pasó muy lenta.
Se acerca el momento, y aún no he decidido nada.
Ahora, de vuelta a casa, tendré que pensar, en un plan.
Día Cuarto
Esta mañana al levantarme, he visto un fantasma. También me pareció verlo anoche, pero no puedo estar seguro.
Creo que debo tener mucho cuidado, pues podría ser peligroso.
Aunque debo reconocer que no he tenido informes de fantasmas que me puedan hacer más daño que el propio que me hago.
Y debo también, tener cuidado de no confundir a un fantasma con mi propia sombra, que se alarga infinita y me precede. Tan solitaria como yo.
Cuarto día (Tercer Día)
La confusión se vuelve extrema. Ya no sé dónde estoy, y menos por qué estoy.
Sé que no estoy solo, lo siento muy dentro de mi. Pero el camino ha de ser recorrido sólo con mis pies. Necesito la compañía, pero a la vez, debo rechazarla. No puedo entender.
Traté de proteger con mi silencio, a quien ha hecho mi estado real. Pero no ha sido suficiente. Nada ha sido suficiente. Estoy flotando en un lugar desconocido. Y cualquier lugar, incluso el peor, sería mejor.
Sé que he de encontrar la paz. Pero ahora, no puedo saber cuándo, ni dónde.
Alguna vez, creo, he deseado morir.
Pero nunca, nunca, tanto como hoy.
Mañana será. El último día.
Segundo Día
…
Primer Día
La confusión. El espíritu maligno que domina mi ánimo hoy y ayer, ha hecho desaparecer un día completo en la cuenta regresiva. Lo que no significa que esta se detenga.
El reloj ya se detuvo. Los recuerdos se congelaron, estoy a punto de meterlos en un cajon, y olvidar en cuál.
No diré que no estoy mal. Sólo diré que ya no quiero estar peor.
Todo se acabó.
Y aunque sonría ahora que firmo este manuscrito, nada ya se puede remediar.
He de despedirme ahora, pues la vida me ofrece muchas cosas. Espero tener la capacidad de negarme a todas ellas, pero abandonarme al fin derrotado, y admitir, que todo, en un tiempo más, será cosa del pasado.
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