Tuesday, August 16, 2011

De la pérdida de la infancia.



Hablemos de un niño. Un niño que vendió su infancia en aras de algo, para él más importante. Prematuro, vio surgir desde su interior una fuerza desconocida. Años después, se enteró que se llamaba amor.
El amor era tibio para él, con el poder de volverse fuego en sus manos, en su pecho, en sus labios, tiempo después y con mayor poder aún, en su entrepierna. Jamás se cansó de él, y digamos, un niño que, antes de lo común se entrega a fuerzas más poderosas que las que podían gobernar su cuerpo y su mente de niño, al fin, está casi seguramente, destinado a sufrir. Se entregó al amor y a quienes amó, fervientemente. Nada dejó al azar, se preocupó de cada detalle. Se aisló si era necesario, sonrió cuando era necesario, no se quejó en absoluto y lloró más de lo necesario.
Fue abandonado. Y como nadie sabe qué hace un niño abandonado, pues este no cree ya ser un niño, se sintió aún más abandonado a su escasa suerte y a la deriva, que al parecer, sí sabía que era un niño y gustaba de jugar con él.
Entonces trató de volver, de despreocuparse, de ser feliz con sencillas cosas, motivos pueriles también, pero él no lo sabía, seguía siendo todo demasiado importante.
El problema para este niño, es que la infancia no espera y no atienda al libre albedrío.
Quedó mirando sus juguetes rotos. Traicionado por sus lágrimas, que, de forma anticipada, fueron vertidos en pos de un amor tan grande, que su pequeño cuerpo jamás fue capaz de contener.

Tuesday, August 09, 2011

Al Patíbulo (historia de los últimos seis días)



Día Sexto

Le pregunté a mi mejor amiga qué sentiría si se viese caminando hacia el patíbulo; ella gusta de responder usando distintas definiciones, pero utilizando siempre, una palabra para cada una.
De todas sus respuestas, ninguna fue negativa.
Escribiré, entonces, desde hoy, que sentiría yo, pues se inicia la cuenta regresiva, y me colgarán también, cuando ésta termine.
Y tan sólo quedan seis días…

Día Quinto

El sol ascendía lentamente, vigoroso y brillante. Pero, desde la cama, adivinaba que era una mentira. Hacía mucho frío. De todos modos, parecía que sería un buen día.
Pensé en el tiempo que estrechaba su sentencia, riéndose, casi, de mi. Pero no tiene sentido alguno que lo intente, jamás podré adivinar así mi futuro.
Al salir, el aire me golpeo insensible e insolente, y me ofendió la nula resistencia que ofreció en mi ayuda el sol… "astro rey", pensé irónicamente
La mañana pasó lenta.
La mañana, sin sorpresas, pasó muy lenta.
Se acerca el momento, y aún no he decidido nada.
Ahora, de vuelta a casa, tendré que pensar, en un plan.

Día Cuarto

Esta mañana al levantarme, he visto un fantasma. También me pareció verlo anoche, pero no puedo estar seguro.
Creo que debo tener mucho cuidado, pues podría ser peligroso.

Aunque debo reconocer que no he tenido informes de fantasmas que me puedan hacer más daño que el propio que me hago.

Y debo también, tener cuidado de no confundir a un fantasma con mi propia sombra, que se alarga infinita y me precede. Tan solitaria como yo.

Cuarto día (Tercer Día)

La confusión se vuelve extrema. Ya no sé dónde estoy, y menos por qué estoy.
Sé que no estoy solo, lo siento muy dentro de mi. Pero el camino ha de ser recorrido sólo con mis pies. Necesito la compañía, pero a la vez, debo rechazarla. No puedo entender.
Traté de proteger con mi silencio, a quien ha hecho mi estado real. Pero no ha sido suficiente. Nada ha sido suficiente. Estoy flotando en un lugar desconocido. Y cualquier lugar, incluso el peor, sería mejor.
Sé que he de encontrar la paz. Pero ahora, no puedo saber cuándo, ni dónde.
Alguna vez, creo, he deseado morir.

Pero nunca, nunca, tanto como hoy.

Mañana será. El último día.

Segundo Día



Primer Día

La confusión. El espíritu maligno que domina mi ánimo hoy y ayer, ha hecho desaparecer un día completo en la cuenta regresiva. Lo que no significa que esta se detenga.

El reloj ya se detuvo. Los recuerdos se congelaron, estoy a punto de meterlos en un cajon, y olvidar en cuál.

No diré que no estoy mal. Sólo diré que ya no quiero estar peor.

Todo se acabó.
Y aunque sonría ahora que firmo este manuscrito, nada ya se puede remediar.

He de despedirme ahora, pues la vida me ofrece muchas cosas. Espero tener la capacidad de negarme a todas ellas, pero abandonarme al fin derrotado, y admitir, que todo, en un tiempo más, será cosa del pasado.

Tuesday, August 02, 2011

Ave...


El ave que observaba a lo lejos el ir y venir de las sombras del pasado
del paisaje vacío e iracundo conformado por un sol en llamas negras
escucha el clamor de mil almas que a mi vista han pasado indiferentes
por qué te busco en los caminos obscuros, pedregosos y sumisos
por qué te encuentro en el momento exacto en que verte me hace daño...

El ave no vuela purgando más pecados que aquel hijo de carpintero
pero en sus alas sangrantes no existirá la fuerza para el retorno
retoño nuevo, vaciedad, incongruencias en mis cuerdas vocales
y en mis ojos los ojos vidrioso y dolientes que se empañan fugaces...

El ave me ha dicho que mi tiempo es pronto, escandalosamente pronto
podría buscar motivos para alejarme, buscar olvidos y excusas en miel
mas, encontré un motivo desconocido y llameante, peligroso y vivo
absurdo con mis abrazos al aire vacío y al abismo deseperado...